Hijueputas ratas!!! Serian las palabras expulsadas de los labios de un campesino que mostrarían el desagravio de la explicación del asalto perpetuado de parte del país europeo. ya han pasado 201 años desde el golpe realizado a la corona española exigiendo la libertad, esta que a un no hemos podido ni sentir el olor y menos el sabor de dicha palabra , significados que bailotean entre diccionarios y para nuestro país es un símil a un mito celeste. . Dice la historia oficial que un grupo de aristócratas criollos necesitaba un florero para adornar el salón donde se rendiría homenaje a un visitante de la monarquía, y lo pidieron prestado a un aburguesado español. Este les dijo que no. El grupo se indignó enormemente, empezando a vociferar. Siendo un día de mercado, las gentes se fueron arremolinando por curiosidad. De un momento a otro los aristócratas sacaron a relucir las contradicciones que tenían con la Corona. Los ánimos se fueron caldeando, siendo la gente del pueblo la que exigió el redactar un acta de separación del dominio español, incluyendo la expulsión y hasta la cabeza de las ratas representantes de Su Majestad. Pero lo del florero no tenía por qué dar para tanto. El interés fundamental que tenían estos hijos de europeos nacidos en nuestras tierras, tierras que en ese momento eran el motín de usura de la Corona, estos pretendían que les dieran total reconocimiento social y político. Aspiraban a seguir como borregos del rey y tener el ancho del país para saciar sus bolsillos. Estos aunque eran parte de la élite económica e intelectual, se les tenían apartados de los altos cargos estatales y de la jerarquía eclesiástica. Al final de aquel veinte de julio, ante la efervescencia reinante, se creó una junta de notables que suscribió un acta. Ese manifiesto hablaba de “soberanía del pueblo” pero declaraba como autoridad suprema al déspota Fernando VII, rey de España. Y de los firmantes, ninguno era de la plebe, se encomendaban a la autoridad eclesial, mientras que al “excelentísimo señor” virrey se le rogaba tomar “el empleo que le ha conferido el pueblo de presidente de esta Junta”. Bajo la presión del pueblo, días después se levantó un Acta de Emancipación y se expulsó al virrey. Pero el recelo de la casta dominante era tanto que la Junta decidió “se declarará como reo de traición a quien convocase al pueblo” a la subversión armada. Los hechos superaron a los deseos oficiales porque la insurrección popular estaba desatada y el proceso emancipador se había iniciado en otras regiones del país. Sucedió en todas las ex colonias del Nuevo Mundo. Asia poco de la sedación del sabañón, del hongo español y aun desangrando Colombia cayó en poder de la Corona británica, quien no pretendía posesionarla territorialmente los préstamos, al mejor estilo usurero, realizados para financiar buena parte de las gestas libertarias, así como otros posteriores, crearon la dependencia necesaria que necesitaba Londres para tener acceso a las inmensas riquezas y al mercado para sus manufacturas. Este imperio (Washington) también fijó sus ojos en estos territorios. Nación independizada en 1776, había ya aprendido las mañas amponas de la usura buena parte del desarrollo industrial, mercantil y, sobretodo, el alma negra imperial de Inglaterra, su “madre patria”. Con la compra de Thomas Jefferson a Napoleón Bonaparte del territorio de Luisiana, en 1803, y la invasión de los territorios españoles de las Floridas occidentales, en 1810 en nuestra tierra, empezó su vil carrera expansionista a provechando el desangre perpetuado de la corona. Ya era tarde cuando España comprendió los planes estadounidenses tendidos sobre sus colonias. En abril de 1812 Luis de Onís, representante de la Corona en Washington, dirigió una misiva al virrey en México: Los medios que se adoptan para preparar la ejecución de este plan son los mismos que Bonaparte y la República Romana adoptaron para tomar sus conquistas: la seducción, la intriga, los emisarios, sembrar y envenenar las sediciones en nuestro continente, favorecer la guerra civil y dar auxilios en armas y municiones a los insurgentes…Se enviaron emisarios para hacer que aquellos incautos habitantes formasen una Constitución y declararan su independencia ...Cualquiera diría que se escribió hoy. No fue gratuito que en 1819, en plena lucha por acabar con los reductos militares españoles, se recibiera oficialmente en WASHINGTON a un enviado de SIMÓN BOLÍVAR que requería préstamos, armas y reconocimiento. Algo material le fue dado. En 1822, el presidente James Monroe reconoce a la nueva nación, estableciendo una representación diplomática y comercial en Bogotá, actitud seguida por Inglaterra, Francia y otras naciones europeas. El 2 de diciembre de 1823 el presidente MONROE advirtió que el continente americano.
“no puede ser sujeto de una futura colonización por ninguna potencia europea… Consideramos toda tentativa de su parte de tomar posesión de alguna porción de este hemisferio como peligrosa para nuestra paz y seguridad… América para los americanos”.
El Libertador SIMÓN BOLÍVAR, conociendo la sed de usura de las potencias europeas, llama en 1826 a un Congreso en la provincia colombiana de Panamá. Él anhelaba crear la unidad de naciones americanas que potenciara una fuerza de defensa, así como brindar el apoyo a Cuba y Puerto Rico para que se independizaran de España. Pero Estados Unidos boicoteó el Congreso con su no presencia, y al tiempo complotó con Inglaterra para que evitara la asistencia de Argentina y Brasil. En ese momento el Libertador comprueba el real significado de la estrategia maligna del imperio: América era el continente, pero “americanos” solo eran ellos, los estadounidenses. Así, con el pretexto de luchar contra el colonialismo europeo, Estados Unidos sometería a las naciones latinoamericanas. Para 1829 los oscuros planes de Washington eran tan claros que Bolívar expresa:
“ESTADOS UNIDOS PARECE DESTINADO POR LA PROVIDENCIA PARA PLAGAR LA AMÉRICA DE MISERIAS A NOMBRE DE LA LIBERTAD.”
Los ideales unitarios bolivarianos terminaron por estrellarse ante los intereses de los clanes oligárquicos criollos, y su servilismo hacia las potencias extranjeras. El gran sueño de Bolívar de construir la Federación de Estados Unidos de América del Sur…
El 17 de diciembre de 1830 el Libertador moriría en la caribeña Santa Marta abandonado, enfermo y atribulado por las sangrientas confrontaciones partidistas.
Hoy veinte de julio de 2011 con las rodillas inflamada, la cabeza jorobada, en alma sin esperanza, aportas de legalizar la recolonización del imperio (WASHINGTON) por medio de un T.L.C, imperio que aun continua con su ansia arrasadora de usura, con sed de miseria, con aliento explotador, de mano de la oligarquía colombiana con su sistema demagógico heredado de las oscuras lacras dominantes…
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